Alta costura no es una top model envuelta en bambulas paseando por la terraza de la torre Eiffel.

No es una pasarela derrochando hegemonía frente a los flashes de los fotógrafos.

Tampoco es el desplante de un diseñador de moda que decidió que la tendencia de este año es tirar a la basura toda la ropa comprada el año anterior. No. La alta costura no está en Paris, Roma ni New York.

La alta costura está en Urquiza, en nuestra fábrica, en manos de los Alpargatólogos que cosen las suelas y hacen que más de un visitante asombrado al usarlas diga: “¡Eh… alta costura, ameo!”